Crisis por ineficiente distribución de la renta


Hace poco escribí un artículo sobre cómo está afectando la crisis a la clase media en los países desarrollados y después de pensar algún tiempo sobre su denominación, finalmente lo titulé como “la desaparición de la clase media”. Esa misma impresión ya la han obtenido algunos economistas relevantes, como Joseph S. Stiglitz y Robert B. Reich, aunque analizando un hecho que poco a poco se va instaurando en nuestra economía y que conlleva el fomento de las crisis: la creciente mala distribución de la renta. La crisis actual y la producida por el crack del 29 tienen esa misma característica.Mis afirmaciones en relación a la clase media no se basaban en datos estadísticos (que posiblemente no los haya de forma fiable) sino en una apreciación que puedo constantar de forma diaria en mi profesión: las rentas del trabajo van menguando y la clase más afectada de todas es la clase media, aquella que tiene más propensión marginal al consumo, y de donde provienen los profesionales liberales, los investigadores, los profesores universitarios,… es decir, de donde procede el grueso del motor que dinamiza cualquier economía desarrollada.

Estas mismas afirmaciones, pero desde una óptica algo diferente, las he descubierto en una publicación de Robert B. Reich, “Aftershock, the next economy and America’s future” y en una charla de Joseph E. Stiglitz (premio nobel de economía y ex-vicepresidente y ex-economista jefe del Banco Mundial) publicada en una de mis páginas favoritas de economía, Economist’s View (editada por el economista Mark Thoma).

Ambos coinciden en que la mala distribución de la renta disponible es perjudicial para el crecimiento, la estabilidad y la eficiencia, además de promover una mayor frecuencia y profundidad de las crisis económicas.

Para ilustrar estas ideas, me ayudaré de dos gráficos extraídos de la publicación de Robert B. Reich en el que pretende demostrar que la crisis actual y la iniciada con el crack de la bolsa de Nueva York en 1929 tienen más similitudes que las que reconocemos.

En el gráfico siguiente (fuente: Thomas Piketty and Emmanuel Saez, “The evolution of Top Incomes: A Historial and International Perspective”), vemos la evolución de los ingresos del 1% más rico en Estados Unidos en porcentaje de la renta total disponible desde 1913 hasta 2007. Podemos apreciar que la renta en los años previos a la crisis del 29 subió hasta casi el 25%, es decir, que el 1% de los ciudadanos con mayores ingresos percibían casi la cuarta parte de la renta nacional.

Esa misma tendencia la vemos en los últimos 35 años (desde 1975 aproximadamente) donde se pasa de la zona del 8-10% de la renta a la zona del 20-22%, y con tendencia al alza.

Motivos, como la liberalización de una buena parte de la economía, la desregulación de los mercados financieros, la eliminación de fronteras para el movimiento de capitales, la permanencia y/o ampliación de los paraísos fiscales, la menor amenaza de la guerra fría,… y otros elementos, han producido que en las últimas décadas, no sólo en Estados Unidos, sino en una buena parte de los países más desarrollados, la distribución de la renta sea cada vez más desigual.

En el siguiente gráfico vemos una comparación de la retribución real media por hora trabajada en EE.UU. (descontada inflación) con la productividad (fuente: Economic Policy Institute, basados en datos del gobierno). En varias ocasiones este asunto ha sido objeto de mis escritos, como por ejemplo en “Productividad versus desempleo”. La idea es muy clara: la productividad por hora trabajada en Estados Unidos (por extensión en todos los países desarrollados) se mantiene al alza en todo el período de tiempo analizado. Hasta aproximadamente el año 1975, la retribución real por hora iba a la par con dicho incremento de la productividad, de esta manera los consumidores tenían suficientes recursos para el consumo que mantenía y hacía crecer la economía. El ciudadano tenía suficiente dinero para comprar nuevas casas, coches, electrodomésticos de todo tipo, vacaciones a sitios cada vez más lejanos, restaurantes, moda, ocio, cultura, etc. Al menos durante el período contemplado, los estadounidenses vivieron lo que ellos llaman “el sueño americano”.

No sólo esto, el crecimiento permite una mayor contratación de personas, mayor crecimiento de la producción, exportaciones, menores tasas de desempleo, más hijos se pueden permitir estudios superiores en universidades cada vez mejor dotadas, mejores infraestructuras, mejores servicios de todo tipo,…

La concentración excesiva de la renta en una pocas manos no hace que se incremente el consumo, ni siquiera la inversión. El consumo individual tiene sus límites y la inversión se ha demostrado que va en buena parte, no a la economía real productiva, sino a la economía especulativa.

¿Qué ocurrió en 1975? Según Robert B. Reich, alrededor de esa fecha se produjo dos hechos relevantes desde el punto de vista de la sincronización de la renta real respecto a la productividad: la disminución de la tensión de la Guerra Fría y la instauración paulatina de la creencia de que una reducción de los tipos impositivos en las clases de mayores ingresos generaría un incremento de las inversiones, del crecimiento económico y del bienestar de la sociedad. Esa falsa creencia perdura aún y forma parte del ideario de una buena parte de la clase política de los países desarrollados.

Yo también añadiría otro hecho: la creencia absurda en el crecimiento económico como la panacea de nuestra sociedad para conseguir el pleno empleo y altos niveles de renta y, sobre todo, pensar que ese crecimiento se puede producir de forma indefinida. Lamentablemente, autores como Stiglitz o Reich aún no hablan de esa cuestión.

El problema del no crecimiento del consumo al mismo tiempo que crecía la productividad, asunto tratado también en “Productividad versus desempleo”, se solucionó durante algunas décadas con el endeudamiento creciente y masivo de consumidores, empresas y gobiernos. El crack producido por la imposibilidad de un endeudamiento creciente sin límites, es el motivo por el que nos encontramos en esta crisis.

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6 Responses to “Crisis por ineficiente distribución de la renta”
  1. Lo mismo pienso yo, colega…

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  1. […] de la crisis económica internacional (con excepciones, lógicamente), vendría motivada por una “ineficiente distribución de la renta”, intentando relacionar este hecho con la “generación de nuevas crisis […]

  2. […] en estos asuntos, les sugiero leer, además del artículo enlazado más arriba, también “Crisis por ineficiente distribución de la renta”, “Relación entre distribución de la renta y generación de cris económicas”, “La […]

  3. […] de la crisis económica internacional (con excepciones, lógicamente), vendría motivada por una “ineficiente distribución de la renta”, intentando relacionar este hecho con la “generación de nuevas crisis […]

  4. […] Pues bien, queda patente una penosa situación derivada, en mi opinión, de una mala política económica dentro de una organización administrativa del Estado inasumible para nuestra economía. Altas dosis de corrupción política a todos los niveles, y una ineptitud en la toma de decisiones de nuestros gobernantes que han hecho que poco a poco nuestra clase media vaya desapareciendo (más desarrollado en mi blog), precisamente la clase social con más propensión al consumo y la que aporta la inmensa mayoría de los técnicos medios y altos que nuestra economía necesita. Desaparición de una clase que se deriva de una serie de políticas de mala distribución de la renta. […]

  5. […] y altos que nuestra economía necesita. Desaparición de una clase que se deriva de una serie de políticas de mala distribución de la renta.La sociedad española se está polarizando entre dos grupos y pierde peso la clase que vertebra a […]



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